martes, 12 de febrero de 2013



Las tic’s
Yazmín Nava Piña.
Lo aprendido durante el curso.
Lo que mes gusto del curso.
Propuestas para el nuevo semestre.
·         Crear una nueva carpeta.
·     Comprimir y descomprimir una carpeta.
·    términos o conceptos de la materia como son: mouse, software,  diferencia entre virus y  antivirus, etc.
· Organizar archivos, imágenes, etc.
·    Apagar la computadora sin utilizar el mouse.
· Manejo de las redes sociales.
· Utilizar los grupos de noticia.
· La evolución de la informática.
·         Buscar sitios de mayor información para retroalimentar o enriquecer más las investigaciones requeridas.
·     Tener el manejo adecuado y así mismo saber utilizar la plataforma de trabajo.
·         Crear un blog.
·         Partes de un blog.
    Durante este primer  semestre en el curso de las tic’s aprendí a convivir, a trabajar en equipo, a tener mayor relación con los medios de comunicación además de darles el uso adecuado y por supuesto manejar con mayor facilidad las tecnologías y a su vez enriquecer mis nociones ya que hoy en día es sumamente importante tener un amplio conocimiento acerca de la tecnología por la razón que la misma sociedad lo solicita.
Para el nuevo curso propongo:
·         Tener la base teórica.
·         Seguir trabajando con la plataforma.
·         Nuevas formas de trabajo.
·         Aprender a elaborar gráficas de cualquier tipo, pastel, barra, etc.
 crear presentaciones personalizadas en el power point.


  


jueves, 17 de enero de 2013

Videos

LA EDUCACION EN MÉXICO
 
DE PANZAZO
Educación en México Denise Dresser

¿Qué hacer para mejorar la educación en México?

Parece existir consenso académico en que mientras más educación se proporcione a los individuos éstos estarán mejor capacitados y en mejores condiciones para desarrollar sus potencialidades, y de esta manera, tener acceso a más oportunidades mediante las cuales aumenten sus niveles de ingreso.
Es así como la inversión en educación trae consigo consecuencias económicas positivas en el largo plazo, constituyéndose como una de las principales causas del crecimiento y el desarrollo de un país al aumentar la capacidad productiva de las personas.
Por ese motivo se ha buscado, en todos los tiempos y lugares, fomentar la educación de las personas a través de políticas educativas generalmente consistentes en destinar grandes recursos por parte del Estado a este rubro.
México es uno de los diez países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en donde el gasto en educación ha crecido más rápido que el PIB en los últimos años. La mayor parte de este gasto en los niveles de primaria y secundaria se destina a la compensación del personal, dejando poco espacio para mejorar la infraestructura educativa.
¿Cuál es el desempeño educativo de los alumnos en México, un país que, como ya se señaló, destina grandes cantidades de recursos al gasto en educación? Los estudios internacionales muestran que los resultados de los estudiantes mexicanos son francamente pobres.
Dentro de los países de la OCDE, y según los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) del año 2006, México se ubica en los últimos lugares en lo que respecta a conocimientos científicos, aptitud para las matemáticas y en lectura.
Otros estudios muestran que sólo dos de cada cien alumnos que inician la primaria en escuelas públicas estudian una carrera universitaria; que el costo promedio de los alumnos inscritos en universidades públicas es semejante y muchas veces superior a la colegiatura en universidades privadas; y que quienes usualmente se titulan en universidades públicas no son los estudiantes más pobres, sino los que estaban en las condiciones económicas menos desfavorables, lo cual nos muestra que el ingente gasto en educación que lleva a cabo el Estado mexicano es profundamente regresivo.(1) México gasta más que otros países, pero no gasta mejor.
¿Qué hacer ante esto?
Hay que señalar, primeramente, que es una gran falacia decir que la educación que imparte el Estado es gratuita, ya que se financia con el dinero de todos los contribuyentes. Así, una familia que envía a sus hijos a una escuela pública está pagando esa educación a través de sus impuestos o de los impuestos de otros, mientras que aquellos padres que deciden enviar a sus hijos a una escuela privada pagan doblemente una cuota por educación: a través de sus impuestos, y a través de las colegiaturas que les cobra la institución elegida.
En el tema de la educación podemos detectar claramente una oferta y una demanda. Por el lado de la oferta estarían las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, que imparten este servicio; por el lado de la demanda estarían los usuarios del sistema educativo, es decir, los alumnos.
El sistema educativo en México –y en la mayor parte del mundo– es un sistema de subsidio a la oferta financiado con los impuestos nacionales. El Estado, con el dinero de los contribuyentes, mantiene una red de escuelas y les entrega los recursos directamente sin considerar la calidad de éstas.
Cualquier escuela o maestro cuenta con un presupuesto fijo y garantizado sin importar si sus alumnos verdaderamente están aprendiendo. No existe competencia ni tampoco incentivos para que las escuelas públicas busquen el mejoramiento.
Una forma alternativa de subsidiar es entregar los recursos de acuerdo a ciertos criterios que reflejen los resultados de la institución: aquellas instituciones más eficientes deben recibir una mayor cantidad de recursos.
Se trata de subsidiar la demanda y no la oferta, utilizando lo que en la literatura académica se conoce como “vouchers” o bonos educativos, idea que fue inicialmente propuesta por el Premio Nobel de Economía de 1976 Milton Friedman.
El bono educativo es un vale o un cheque que emite el gobierno a nombre del estudiante para que éste o sus padres lo hagan efectivo en la escuela en la que desee estudiar, tanto pública como privada.
El valor del bono podría ser calculado en función del costo promedio de la educación para un determinado nivel académico. Ese valor sería pagado por el Estado a las escuelas una vez que éstas le entreguen los bonos con los que los padres pagaron el servicio. Si un padre quisiera gastar más en la educación entonces debería pagar la diferencia. Este bono sería personal, intransferible, y canjeable únicamente por educación.
De esta forma, existiría una sana competencia entre las escuelas, tanto públicas como privadas, para tratar de captar a la mayor cantidad posible de  alumnos. Sigue siendo el Estado el que paga, pero ahora  el poder de decisión lo tienen las familias.
El actual sistema no favorece la educación de los más pobres, sino que tiene un sesgo que beneficia a las familias de mayores recursos, que son las que pueden enviar a sus hijos a escuelas particulares de mejor calidad que las públicas. Con la introducción de un bono educativo se verían beneficiadas las familias más pobres, ya que podrían enviar a sus hijos a escuelas de mejor calidad.
Esto no significa privatizar la educación, puesto que las instituciones públicas seguirían existiendo, sólo que ahora se verían obligadas a competir y entregar mejores servicios. Se gestionarían buscando la mayor eficiencia y tratando de ser atractivas para los padres de su entorno social, ya que no tendrían ni la demanda ni la supervivencia financiera aseguradas.
Con un sistema de subsidio a la demanda se garantizaría, además, el derecho a la libertad de enseñanza, que en la actualidad sólo puede ser ejercido por los padres de familia. Que, teniendo los recursos económicos suficientes, puedan elegir entre enviar a sus hijos a una escuela pública o a una privada.
En la actualidad el derecho a la libertad de enseñanza está más que en entredicho, ya que los padres que quieran que sus hijos reciban en la escuela ciertos valores, así sean éstos religiosos, tienen que pagar una escuela privada: la libertad de enseñanza existe sólo para quienes la pueden pagar, no para todos.
No se pretende mostrar aquí al sistema de subsidio a la demanda como la panacea que aumentará automáticamente la calidad de la educación que se imparte en nuestro país. Sin embargo, existen argumentos razonables para que se incorpore esta propuesta a la discusión del tema, analizando a profundidad sus ventajas y posibles desventajas, pero sin rechazarlo de antemano por culpa de prejuicios ideológicos.
Es evidente que urgen reformas en materia de educación en nuestro país, las cuales deben tender a aumentar la calidad y lograr personas más competitivas en el terreno laboral, además de garantizar que los padres puedan elegir, de manera efectiva y real, el tipo de educación que quieren para sus hijos.
La propuesta de incorporar un sistema de subsidio a la demanda va en este sentido. Vale la pena analizarla de forma serena y seria.
 
 
 
 

 

México y la mala educación


El reporte sobre la competitividad de México que presentó el WEF la semana pasada, y del que hablamos en la edición anterior de esta columna, contiene un análisis muy interesante sobre el papel del sistema educativo en México.
El WEF considera a la educación como uno de los 12 pilares del desarrollo económico y la competitividad.
De acuerdo con el reporte, México ocupa el lugar 66 entre 134 países en cuanto al nivel competitivo de su sistema educativo a pesar de ser uno de los países emergentes que más gasta en educación.
Este gasto en México es equivalente a 5.3% del PIB, lo cual coloca a México en el lugar 31 entre los mismos 134 países.
La pobreza de nuestro sistema educativo es aún más evidente al ver la posición de México en calidad de educación primaria, donde ocupamos el lugar 116.
Los gobiernos de las últimas décadas han hecho un esfuerzo importante por ampliar el acceso a la educación primaria, incrementando el gasto público en educación de un equivalente de 3.7% del PIB en 1990 a 5.9% del PIB en el 2005, nivel similar al promedio de la OCDE que se sitúa en 5.6%, de acuerdo con datos del WEF y la OCDE.
El reporte sugiere que el gran problema de la educación en México no estriba en la falta de recursos, sino en una pésima distribución de éstos.
El estudio concluye que los maestros juegan un papel clave en el proceso de desarrollo y aprendizaje de los estudiantes y que su compensación representa el componente más importante del gran gasto que hace México en educación.
El gremio magisterial en México está dominado por el grandísimo y poderosísimo Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el cual hoy en día se ha convertido en el principal obstáculo a una reforma educativa de fondo que permita impulsar la calidad educativa.
El SNTE se ha convertido en un sindicato altamente politizado, más ocupado en extraer y mantener rentas y prebendas a cambio del voto en bloque que en educar a los niños y adolescentes de México.
La evidencia está en la falta de correlación entre los altos niveles de gasto en educación y los pobres resultados de los alumnos mexicanos en pruebas estandarizadas a nivel internacional.
De acuerdo con el estudio del WEF, la mayoría de los países que destinaron montos similares como porcentaje del PIB al gasto público en educación obtuvieron resultados superiores a México en estas pruebas.
No es casualidad que los países emergentes que más han avanzado en competitividad y bienestar de su población en los últimos 15 años, como Corea del Sur, son los que mejores resultados han tenido en la arena educativa.
Corea del Sur ocupa el lugar 12 en la clasificación de educación superior mientras que México se sitúa en el lugar 71.
Si México quiere salir de la trampa de crecimiento en la cual se encuentra, uno de los prerrequisitos es que el SNTE deje de ser cómplice de la partidocracia y un obstáculo a las reformas educativas que buscan mejorar la calidad de la enseñanza. Nuestros hijos merecen una mejor oportunidad.
El reporte sobre la competitividad de México que presentó el WEF la semana pasada, y del que hablamos en la edición anterior de esta columna, contiene un análisis muy interesante sobre el papel del sistema educativo en México.

La educación está "secuestrada" en México


La política y la educación "no es buena combinación", señaló el autor del libro "La evolución educativa", convencido de que la reforma impulsada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto puede ser muy positiva
Ciudad de México.- El sistema educativo en México está "secuestrado" por los líderes sindicales del país y la falta de "una idea clara de educación" entre los políticos, dijo hoy a Efe el experto mexicano Isauro Blanco.
La política y la educación "no es buena combinación", señaló el autor del libro "La evolución educativa" (Producciones Educación Aplicada, 2012), convencido de que la reforma impulsada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto puede ser muy positiva para México.
Asesor en desarrollo humano de escuelas, maestros y padres y exdirector de Enseñanza Media del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Blanco es un ardiente defensor de los cambios propuestos en materia de educación.
Estos buscan crear un servicio profesional docente libre de interferencias sindicales, que en el pasado han manejado a su antojo las plazas docentes, y un sistema de evaluación, desarrollado por un organismo autónomo, obligatorio para todos los maestros.
El experto destacó que en México hay atrasos importantes, ligados sobre todo a un modelo educativo basado en "el aprendizaje de contenidos (...) información factual, hechos, datos, cifras" y fechas.
En su opinión, un sistema educativo exitoso debe alejarse del viejo paradigma basado en la enseñanza con el libro de texto único, "que deteriora la capacidad de pensamiento", y entrar en el "desarrollo de habilidades" en un mundo donde el alumno debe mejorar su acceso a diversas fuentes de información.
"Veo que la clave está en la formación de los docentes. En todo el mundo (...) todas las evaluaciones que hay en estos niveles dicen que los países que han hecho énfasis en la formación de los profesores han atinado", apuntó.
El experto, que considera la inteligencia como un factor holístico y no solo académico, cree que en México debería apostar por la "descentralización" tanto en la educación privada como en la pública.
Le gustaría ver procesos de "coaching" entre profesores, más "trabajo en rincones" entre alumnos, un refuerzo a la "autoevaluación" y que las "clases magistrales" pasen a tener un papel secundario.
Blanco lamentó que los inspectores educativos limiten su labor a estar "verificando básicamente papeles" en oficinas cuando lo necesario es que estén preparados, entren en el aula y colaboren con el profesorado en crear ambientes educativos "más ricos, versátiles" y ágiles".
Resaltó que mejorar la calidad educativa y recuperar la rectoría del Estado en esta materia son los pilares de la reforma -que aún debe ser avalada por la mayoría de los congresos de los estados- que permitirán impulsar a México, un país donde muchos de los problemas educativos ocurrieron "por frenos que ponen los líderes sindicales" al cambio.
Sobre la violencia que en los últimos años ha azotado al país, comentó que "sin duda" fue consecuencia en parte del fracaso del sistema educativo.

Recordó que los niños y adolescentes que eventualmente se convirtieron en delincuentes "nacieron totalmente limpios", sin "una metralleta en la mano", pero se convirtieron en criminales porque se perdió el objetivo de "formar la mente y el corazón" en las aulas, con aprendizaje cooperativo y educación en valores.
Afincado en París, el psicólogo mexicano conoce bien los sistemas educativos de Finlandia ("el mejor del mundo"), Corea del Sur, Singapur o Malasia, donde los Gobiernos se tomaron "muy en serio" el tema y tuvieron una "visión muy clara" sobre qué debía hacerse.
Por el contrario, los países latinos con frecuencia han carecido de una idea clara, lo que puso la educación en manos de "la política", que hace que "cada seis años llegue un 'iluminado'" a decir lo que hay que hacer.
Blanco también es autor de "El universo de la inteligencia", "Padres comprometidos, familias felices", y "Método Hábilmente".

México, ‘reprobado’ en educación en 2012


El sistema educativo de México no acredita con ‘buena calificación' los análisis que realizan grupos internacionales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), refiere que en México la inversión pública en educación supera la media, pero el gasto por alumno está entre los más bajos de las naciones que integran la OCDE.

La diferencia entre los salarios que se pagan a maestros con respecto al sueldo destinado a otro personal es la más alta de todos los países, 68 puntos de diferencia, según datos del Organismo.
La OCDE informa en Panorama de la Educación 2012 que México ocupa la tercera posición con el porcentaje más elevado de jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis), un 24.4% alrededor de 7,248,400 personas. Los ninis de entre 15 y 29 años se incrementaron un 0.5% de 2008 a 2010. Además, la tasa de desempleo para los universitarios es del 5%, un punto arriba de quienes tienen primaria y secundaria.
De acuerdo con David Calderón, representante de la asociación ‘Mexicanos Primero', uno de los problemas en el país es que ninguna autoridad tiene información sobre cuántos maestros hay en el sistema público, su sueldo y desempeño. A esa falta de transparencia en "rendición de cuentas" se suman otros factores, como el rezago educativo.
En una escala del uno al 10, la educación en México tiene un valor de 6.8, y el mayor rezago se ubica en la calidad, más que en la cobertura, indica el Informe de Progreso Educativo 2008-2012 del Instituto de Innovación Educativa, del Tecnológico de Monterrey.
Este informe incluye un Índice de Progreso Educativo (IPE), que permite medir el nivel de atraso o avance en educación nacional y por estado. Por ejemplo, para sacar el valor de "calidad" en educación se divide el número de estudiantes con rendimiento bueno/excelente en matemáticas y español, entre la cantidad de alumnos que presentaron la prueba Enlace.
"Si nos remitimos a datos de cobertura de primaria, se consideraría exitoso ya que prácticamente el 100% de la población en edad de cursar este nivel asiste a la escuela. El panorama es distinto en secundaria y media superior, donde la cobertura escolar es de 85% y 65%, respectivamente (...) y esta información únicamente indica cuánta población asiste sin detallar la calidad", indica el estudio.
México está "ligeramente arriba del mínimo" para un país subdesarrollado, pero muy lejos de lo que correspondería a un país con una de las 10 principales economías del mundo, expresa Miguel Székely, director del Instituto de Innovación Educativa.
El ex Subsecretario de Educación Media Superior alerta que llevará años reducir la brecha entre las entidades con mayor y menor desempeño. Oaxaca, por ejemplo, requeriría 33 años para alcanzar al Distrito Federal.
A nivel estatal, el Índice de Progreso Educativo este 2012 oscila entre 6.1 y 7.4 puntos, siendo las entidades con mejor resultado el Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Sonora y Tabasco (con un valor entre 78.1 y 83 puntos).
En la lista de los estados con menor IPE aparecen: Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Durango. Guerrero encabeza la posición más baja con 44.4 puntos. El informe del Tecnológico menciona que el IPE para primaria es de 7.5, mientras que secundaria se ubica en 6.7 y la educación media superior en 6.26. En esta última categoría educativa los resultados de calidad y cobertura aparecen como "insuficientes".
Esa calificación no es el único reto para el país. El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, refiere que el gasto nacional en educación, durante el sexenio del ex presidente Felipe Calderón disminuyó de 6.5% a 6.4%, es decir 1.6 puntos debajo del 8% establecido en La Ley General de Educación.
En 2006, el objetivo respecto a estudiantes de secundaria en la prueba Enlace era que siete de cada tuviera un logro académico "al menos elemental" en español.
Los resultados al cierre de 2012 se ubicaron por debajo de esa meta en ocho puntos porcentuales. En matemáticas, se pretendía lograr que cinco de cada 10 alumnos obtuviera un logro, el porcentaje en este caso fue 1.6 puntos menor.
"Organizaciones como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) intentan desviar la atención de un hecho que es fundamental, en términos educativos, existen, por lo menos, 22,353 comisionados sindicales que nos cuestan 1,727 millones de pesos cada año. Es un abuso que debe terminar. Esos recursos deben utilizarse para fines educativos, para la capacitación y la mejora de las condiciones de los maestros que sí dan clases", puntualiza la organización Mexicanos Primero.